El caballo deja el temor
para más adelante.
Al caballo no le asusta
el campo abierto,
el monte,
las estrellas de noche.
Me subí a este caballo
para no volver
y para no llegar.
Él lo sabe y por eso
Galopa
Galopa
Galopa
En el fondo no hay nada.
Ahora:
viento frío,
su piel y la mía
roce rotundo, perfecto.
No aceptamos más que
un mar en el final,
sonido de olas calcado
de otros mares,
de otras olas.
No aceptamos más que nuestro encuentro
y este viento sobre la cara.
3 comentarios:
vero, me encanta este poema!
nos estamos viendo, besos.
Re lindo, Vero! Me encantó!
Besos
¡Que bueno que hayas creado este espacio! Siempre quise poder leer cosas tuyas, y obviamente no me defraudaste. De veras que me gustan estos poemas. ¡Queremos más!
Besos,
Maxi (alias cup)
Publicar un comentario